Opinión
La furia de la Tierra
Fuertes precipitaciones conjugadas con olas de calor, se han sentido en la ciudad de San Cristóbal (Táchira-Venezuela) durante las semanas de septiembre y octubre. Este miércoles 14, la zona andina enfrenta uno de los fenómenos naturales poco frecuentes en esta región: un tornado.http://tornadosancristobal
Estos fenómenos naturales invitan al análisis de sus causas y efectos, no sólo desde un punto de vista económico, social o cultural, sino desde la óptica científica, pues la Tierra pareciera que no sólo está despierta, está furiosa.
La humanidad ya está familiarizada con definiciones científicas anteriormente desconocidas y vinculadas con los desastres o fenómenos naturales –como tsunami. En un breve período y para su infortunio, ha palpado las devastadoras consecuencias de terremotos, huracanes, tormentas tropicales, vaguadas y hasta de los llamados coletazos. Ya la sociedad decodifica el lenguaje de la ciencia ambiental y metereológica. En América Latina la fuerza de la Tierra ha ocasionado fuertes movimientos telúricos.
La incógnita gira en torno a qué está desatando la furia de la Tierra. La respuesta la suministra una explicación científica: el calentamiento global, el cual ha convertido al planeta en un gigantesco horno que aumenta su temperatura y deteriora al ambiente y por ende, afecta todas las actividades humanas. Científicos europeos y de América del Sur señalan que los huracanes y tornados -como el que ocurrió el miércoles 15 en San Cristóbal (Venezuela) - se están alimentando precisamente de ese aire caliente que asecha al globo terráqueo.
Sin embargo, algunos investigadores estadounidenses desmienten esta aseveración. ¿Por qué? Porque es este país quien produce mayor emisión de gases en todo el mundo y aún así se ha negado a disminuir realmente la producción de gases contaminantes, por aquello de país desarrollado.
Venezuela afortunadamente se adhirió al Protocolo de Kyoto en las postrimerías del año 2004 y dotada de una bendición natural, libera ozono a la atmósfera gracias a los relámpagos del Catatumbo (estado Zulia), los cuales son un espectáculo visual y una fuente viva de este gas azul a la humanidad.
La ciencia ha predicho que la Costa del Atlántico ya es una especie de cuna de huracanes y el exceso de lluvias generará deslaves –deslizamientos de tierra– como también se vio en San Cristóbal en un sector llamado La Playa, disminuirá el agua dulce y aumentarán las temperaturas, pues el horno global apenas comienza a calentarse.
No se trata de alarmar sobre la salud del planeta. Pero para qué dar recomendaciones sobre el cuidado de los recursos naturales: ríos, mares, fauna, flora y capa de ozono; para qué ubicar los "lugares seguros" del planeta dónde los humanos estén libres de amenazas naturales; para qué insistir en el reciclaje de los desechos. Sencillamente es mejor susurrar: protéjase y cuídese de la furia de la Tierra.
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