Lo más hermoso de la vida, es lo insondable, lo que
está lleno de misterio. Es éste el sentimiento básico que se halla junto a la
cuna del arte verdadero y de la auténtica ciencia. Quien no lo experimenta, el
que no está
en condiciones de admirar o asombrarse, está muerto. Albert Einstein, físico alemán
Herly Quiñónez
La producción del conocimiento durante siglos ha
estado asociada a ciencias que tienen como objeto de estudio los fenómenos
físicos y naturales, sin embargo, el siglo XX significa un hito para la
consolidación de disciplinas científicas que estudian a la sociedad, desde sus
relaciones hasta sus procesos históricos. Los científicos sociales comienzan a
construir el saber empleando métodos siguiendo –algunos- los paradigmas de cada
momento de la historia de la ciencia. Todavía en los albores del siglo XXI, siguen
siendo cuestionados por los científicos de las llamadas “Ciencias Duras” al no
poseer un método científico propio.
La Antropología, Sociología y Psicología emergen a
mediados del siglo XX como ciencias sociales y contribuyen con la aparición de
otras disciplinas como la Comunicación Social. Estos especialistas fueron los
primeros teóricos de la Comunicación Social y unas décadas después surgen
teóricos, cuya formación es esta área, para la producción del conocimiento. A
los fines de estas líneas se entiende a la Comunicación Social como una ciencia,
-con objeto de estudios y métodos- la cual es comprendida como aquella que tiene
como objeto de estudio los medios de comunicación, sus mensajes, códigos,
emisores y receptores. A partir de allí se derivan estudios e investigaciones
que desde hace más de 50 años han estado paulatinamente creciendo en distintas
universidades del planeta.
Una diatriba radica en la importancia de las investigaciones
en Comunicación Social para la sociedad, precisamente en su pertinencia social como
ciencia, porque parte de la esencia del saber es contribuir con la resolución
de problemas y con el impulso del desarrollo. Las investigaciones deberían
producir un nuevo conocimiento y no sólo replicar o recopilar otros saberes.
Una razón relevante para investigar desde la
perspectiva de las ciencias sociales es que éstas intentan articular lo que
sucede, ofrecen una interpretación de la realidad social que la refleja y la
afecta al mismo tiempo. (Wallersteisn, 2004). Allí radicaría su trascendencia
para la humanidad y durante décadas ha adquirido la misma importancia que las
ciencias físicas o naturales que tienen una data más antigua.
La Comunicación Social ha
contribuido con la historia del saber en la humanidad. Según McQuail (citado por Igartua y Humanes, 2003) existen cuatro tipos
de conocimiento relativos a la comunicación. El primero de ellos consiste en un
saber operativo, el cual comprende el conocimiento práctico, y que es
interiorizado por los profesionales de los medios. El segundo, son las teorías
de carácter normativo, centradas en cómo deben operar los medios y desempeñan
un papel destacado en las funciones de los medios como instituciones (legislación,
políticas de comunicación o códigos deontológicos). El conocimiento empírico,
es el tercero y se refiere al conocimiento que el comunicador social posee por
la interacción con los medios (géneros, formatos y contenidos mediáticos) y por
último, una teoría científico-social que se preocupa por analizar
sistemáticamente la naturaleza, el funcionamiento y los efectos de la
comunicación social.
Desde el conocimiento operativo hasta la teoría científica de la
Comunicación Social son pilares fundamentales de esta disciplina que durante
muchos años fue sustentada por otros especialistas y, en la historia reciente
es que empieza a emerger sustentada en el saber producido por sus propios
especialistas.
- Contexto histórico
La historia de la ciencia y la tecnología representa
la historia de la humanidad y alberga diversos dominios teóricos que la han
acompañado desde hace varios siglos. A comienzos del siglo XX y gracias a la
“Escuela de Berlín” y “El Círculo de Viena” surge el Positivismo, el cual consiste en la
congregación de la amplia tradición del empirismo como fuente del conocimiento.
Esto desemboca en un conocimiento comprobado, el cual sólo podía aplicar para
su validación a la realidad, a la experiencia o a los hechos.
De la mano
de Karl Popper y tras la publicación del libro “La lógica de la investigación
científica” nace el razonamiento crítico. En el documento el autor intenta
presentar una interpretación de la teoría del conocimiento científico. Popper
apuntaba que el conocimiento constituye
un proceso de creación de hipótesis interpretativas con cuales se corrigen
otras teorías más débiles y plantea la confrontación de las teorías con la
experiencia. Según Popper, la ciencia no se presenta simplemente como una
acumulación de verdades demostradas, sino que va corrigiendo los errores.
La hermenéutica surge de las críticas hechas
al Positivismo y Razonamiento Crítico y destaca entre sus exponente Thomas Kuhn, quien publica "La estructura de las
revoluciones científicas" en el cual propone una teoría de la ciencia basada
en el análisis de la historia de la ciencia y señala que no existen diferencias
entre las ciencias naturales y las sociales.
2.1
Revolución informacional
Tras las Revoluciones Científicas y la Revolución
Industrial ocurrida a finales del siglo XIX, surge a finales del siglo XX la
Revolución Informacional que ha derivado en una Sociedad de la Información, la
cual está fundamentada en información para su pleno desenvolvimiento. Ya Alvin
Toffler lo anunció hace décadas al señalar que quien tiene la información tiene
el poder. Esta sociedad presenta las siguientes características: a) La
información se convierte en insumo y en factor cardinal en la reestructuración
de los procesos productivos y, b) Se incrementa la capacidad de producir,
procesar y almacenar y enviar volúmenes de información (Becerra, 2003).
- Pertinencia Social
La pertinencia social es entendida como la utilidad
de la ciencia a la sociedad para la resolución de sus problemas históricamente
acumulados o poco investigados y debería ser un requisito de las investigaciones
científicas. Puede interpretarse como el contrato social de la ciencia con la
sociedad.
La palabra investigación proviene del latín “Vestigiun” que significa seguir la huella
y pareciera que precisamente en los últimos años la investigación social se ha
convertido en el simple ejercicio de seguir los pasos sin el análisis o
búsqueda del por qué o para qué investigar. Frente a los avances tecnológicos
de la Sociedad de la Información, la investigación científica debe arraigarse a
esas incógnitas. La investigación es un proceso intencional y sistemático de
búsqueda o descubrimiento de nuevos conocimientos. Es en esencia un proceso
social y cultural.
Tal como señala Morles (2002) la ciencia como
actividad pertenece a la vida social, en cuanto se aplica al mejoramiento del
medio natural y artificial, a la invención y manufactura de bienes materiales y
culturales. Insiste en que la creación de saberes facilita la comprensión o
explicación de la realidad. Es pertinente por eso, porque busca explicarle a la
sociedad los acontecimientos de su entorno –natural y social-.
Las investigaciones suponen una contribución al
saber en un área determinada, aún cuando ese aporte sea aparentemente pequeño.
Allí se centra la evolución del conocimiento. En especial, al estar sumergidos
en la Sociedad de la Información. El saber cumple un papel protagónico en los
procesos de la sociedad: políticos, económicos, educativos, culturales, entre
otros.
Eco (2004,
p. 44 y 45) plantea que existen unos requisitos para toda investigación
científica:
a) La investigación versa sobre
un objeto reconocible y definido de tal modo que también sea reconocible por
los demás; b) La investigación tiene que decir sobre ese objeto cosas que
todavía no han sido dichas o revisar con ópticas diferentes las cosas dichas;
y, c) La investigación tiene que ser útil a los demás.
Insiste este autor en la producción de nuevo
conocimiento y en la utilidad de la ciencia para la humanidad. Señala que son
sus requisitos fundamentales y a partir de tal señalamiento la pertinencia
tiene un rol protagónico en la investigación científica.
En Venezuela desde la institucionalización de la
ciencia en la década del cincuenta, las instituciones de
educación superior comenzaron a constituirse como la casa de la producción del
saber y por ello, están llamadas a la formación de diversos actores (políticos,
sociales, económicos, científicos y culturales) que participan en la
producción, circulación, apropiación y evaluación del conocimiento. A la
Universidad no sólo debería asistirse a adquirir el conocimiento, sino a
producirlo y divulgarlo. A partir de allí la comunidad universitaria debe
plantearse como reto mejorar su eficiencia y calidad, al desarrollar
investigaciones con pertinencia y articulación a la sociedad y, por supuesto,
articularse a las redes internacionales para el intercambio de conocimiento y
crear los espacio para la divulgación, pues conocimiento que no se divulga
sencillamente no existe.
Las investigaciones deben realizarse en diversas asignaturas, seminarios
y talleres donde los
docentes-investigadores comiencen la guía del estudiante hacia la investigación
con pertinencia social, pues es él quien –supuestamente- tiene mayor
experiencia en la construcción del conocimiento.
En diferentes universidades venezolanas, los trabajos de grado parecen
ser valorados sólo como un simple requisito y se han convertido en un ejercicio rutinario, el
cual en muchas oportunidades es rechazado por los estudiantes y evadido por algunos
profesores. Las razones que esgrimen es que los alumnos carecen de competencias
académicas para concluir con éxito una investigación y el profesor-tutor se
convierte en docente de metodología, cuando ya la mayoría de las carreras en
Venezuela tienen esa asignatura en sus pensum actuales.
La investigación debe ser interesante para quienes la realizan
–estudiante y tutor- y no representar simplemente la acumulación del
conocimiento existente, sino la producción de un aporte a la disciplina
científica. Es necesario que el estudiante esté libre de prejuicios sobre el
tema que va a investigar, pues hay que evitar el sesgo para poder abordar el
problema. La factibilidad es otra característica de la investigación, ya que
algunos estudiantes se plantean objetivos prácticamente inalcanzables, así como
la utilidad para la comunidad, institución y al investigador.
La primera interrogante que el investigador puede formularse es ¿Qué me
motiva a emprender esta investigación? ¿A quién le resultará útil? ¿El tema ha
sido estudiado antes? ¿Quién y cómo fue estudiado? ¿Mi curiosidad investigativa
es imparcial? ¿Contribuiré con la Comunicación Social? Luego de dilucidar sobre
las interrogantes se podría continuar con la investigación con la firme
intención de contribuir con el conocimiento y con el desarrollo científico.
Münch (2005) insiste en que la Ética de la investigación científica debe
basarse en los valores humanos que permitan la búsqueda de la verdad. Estos
principios son tres. El primero de ellos es el amor a la verdad, el cual
consiste en la búsqueda de lo que es realmente comprobable y requiere gran
voluntad, organización y disciplina. El segundo, la honestidad y significa que
los resultados presentados son los que coinciden con la investigación, sin
distorsionar los datos para beneficios personales o de terceros o para afectar
al objeto de estudio y por último, la búsqueda del bienestar de la humanidad,
ya que la ciencia tiene valor por sí misma, pero ésta debe apegarse a calidad
de vida de la población. La investigación debe contribuir siempre al desarrollo
de la humanidad.
- Para qué y por qué investigar
La producción del conocimiento está ligada directamente con el
desarrollo científico y por ende, con el desarrollo de cada país. La historia
confirma que los llamados países desarrollados poseen políticas científicas que
han impulsado dicho desarrollo. Para qué investigar no es sólo una
interrogante, su respuesta puede representar la solución a los problemas del
desarrollo. Por ejemplo, realizar un diagnóstico de los medios impresos sobre
la información científica y proponer un modelo de divulgación, podría
contribuir con incrementar el conocimiento de la población sobre cualquier área
de la salud.
El conocimiento puede ser el fundamento para la toma de decisiones del
Gobierno y Estado, a partir de la investigación con pertinencia social se puede
mejorar la efectividad y la eficiencia de la administración pública, así como
para la aplicación de las tecnologías en ámbitos educativos, por mencionar otro
ejemplo.
La investigación permite el desarrollo de nuevos instrumentos. La
ciencia ha prolongado la vida y estudia formas para curar enfermedades. Los
avances en Medicina son muy rápidos y ha diseñado mecanismos para su
prevención. La Comunicación Social puede idear también sus medios, géneros o
formatos para difundir la información en una sociedad que está basada en ella.
También
permite la investigación identificar, diseñar intervenciones y resolver los
problemas que afectan a la sociedad y además, puede anticipar parte de las
problemáticas. Es cierto que no toda investigación resuelve un problema, pero lo
que sí es cierto es que incrementa el saber.
Al momento
de pensar en para qué investigar, urge indagar en las posibilidades de acción
que contribuyan con el conocimiento de la Comunicación Social y en sus
diferentes aristas. La Sociedad de la Información sustituyó a la Industrial, y
es precisamente en este punto donde la Comunicación Social encuentra
dimensiones para el estudio, pues la ciudadanía necesita explicaciones de este
tipo de sociedad que ha derivado también en la Sociedad del Conocimiento.
Ferrer (2003, p. 55) señala que:
“Ante el número reducido de investigadores que
proporcionalmente equivale a menos de la mitad de personal dedicado a la
actividad científica y tecnológica de los países desarrollados, disminuyen las
posibilidades de los países en desarrollo de obtener conocimientos necesarios
para la resolución de problemas propios, para el desarrollo de tecnologías que
mejoren su producción industrial”.
La situación planteada por Ferrer motiva a continuar con las
investigaciones desde la perspectiva del desarrollo. No sólo hay investigar
para contribuir con la mera acumulación de conocimiento, sino también para
impulsar desde las investigaciones en Comunicación Social, el desarrollo del
país.
Al respecto
Jaimes (1998) dice que la indiscutible relación entre ciencia y tecnología para
el desarrollo es una de las cuestiones más defendidas y controversiales de la
época contemporánea, pues la penetración de la ciencia en todos los ámbitos de
la vida social, básicamente en la esfera de la producción material, la
convierte en un componente prácticamente necesario del sistema social.
Investigar
en Comunicación Social, no es simplemente la acumulación del conocimiento en la
Sociedad de la Información. Este proceso cumple una función en el desarrollo científico,
cultural o económico del país. En esta sociedad el comunicador social tiene
como responsabilidad la producción del saber.
- Palabras finales
Discusiones sobre paradigmas y métodos han cobijado
la historia de la ciencia y la tecnología en el planeta. Desde la invención de
la rueda hasta el desarrollo de la Telemedicina, los avances han estado
permanente avistados, aplaudidos y criticados por la sociedad. Por eso, la
investigación en Comunicación Social no sólo debe contribuir a través de un
trabajo sistematizado, riguroso y ético con la evolución de la propia
disciplina científica, es también su quehacer servir al desarrollo de la
humanidad tal y como lo hacen las otras dos mil ciencias.
Referencias citadas
BECERRA, Martín (2003): “Sociedad de la Información:
proyecto, convergencia y divergencia”. Grupo Editorial Norma. Bogotá-Colombia.
ECO, Umberto (2004): “Cómo se hace una tesis”.
Quinta reimpresión. Editorial Gedisa. Biblioteca de Educación. Barcelona-España
FERRER, Argelia (2003): “Periodismo Científico y
Desarrollo. Una mirada desde América Latina”. Ediciones del Rectorado de la
Universidad de Los Andes. Venezuela.
IGARTUA, Juan y HUMANES, María (2003): “El método
científico aplicado a la investigación en Comunicación Social”. Aula Abierta.
Lecciones Básicas. Portal de la Comunicación. Pág. 2-18. España.
JAIMES, Rosalvina (1998): “Origen y destino del
conocimiento científico. Introducción a la Problemática Contemporánea de la
Ciencia y la Tecnología”. Fondo Editorial Tropykos. Caracas-Venezuela.
MORLES, Víctor (2002): “Ciencia, tecnología y sus
métodos”. Universidad Central de Venezuela. Caracas-Venezuela.
MÜNCH, Lourdes (2005): “Métodos y técnicas de
investigación”. Décimosegunda reimpresión. Editorial Trillas. México.
WALLERSTEIN, Immanuel (2004): “Las incertidumbres
del saber” Editorial Gedisa. Barcelona-España.
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