Herly Quiñónez
Desde el 2006 se inició la discusión sobre la E-Ciencia. Estas disertaciones han coincidido en el vital aporte de Internet al trabajo científico. Uno de los principales argumentos consiste en la organización de redes académicas avanzadas.
Ya Kuhn señalaba en 1969 la
importancia del grupo para la producción del conocimiento científico al afirmar que aunque
la ciencia es practicada por individuos, el conocimiento científico es
intrínsecamente un producto de grupo y que es imposible entender tanto su
eficacia peculiar como su forma de desarrollo sin hacer referencia a la
naturaleza especial de los grupos que la producen. Las palabras de
Kuhn están asentadas en el libro "La Estructura de las Revoluciones", donde analiza los
cambios de paradigma en la historia de la ciencia.
Ziman (2000) argumenta que el trabajo en equipo, las
redes y otras formas de colaboración entre los investigadores especialistas no
son meros desvíos por el gusto de la comunicación electrónica instantánea y
global, sino el resultado de las consecuencias sociales de la acumulación de
conocimiento y de técnicas. La ciencia ha progresado hasta un nivel en el que
sus problemas más importantes no pueden ser resueltos por individuos
trabajando.
Esta organización en red y colaboración mencionada por
este profesor de Física fomenta la actividad científica de los complejos
problemas que pueden ser abordados desde la interdisciplinariedad defendida por
Piaget en el siglo pasado.
Es este producto de grupo señalado por Kuhn o
trabajo en equipo de Ziman desde donde se teje la E-Ciencia Para la comprensión
teórica de la E-Ciencia es importante la revisión de conceptos.
Las actividades científicas cambiaron en la
Sociedad del Conocimiento. El avance de las Tecnologías de Información y
Comunicación (TIC) potenció el quehacer científico y tecnológico, no sólo por
el volumen de datos para la producción del saber, sino por las posibilidades
para la reorganización de esta actividad humana con el surgimiento de la
E-Ciencia, la cual comprende desde el análisis de los problemas hasta la
difusión de la información y la educación.
“La
E-Ciencia podría definirse entonces, como el conjunto de actividades académicas
o científicas facilitadas por las Redes Académicas Avanzadas mediante el acceso
a recursos distribuidos, de gran escala como datos, instrumentos, capacidad de
cómputo, recursos humanos, bibliotecas digitales, imágenes de alto desempeño,
entre otros, fomentando el trabajo colaborativo y la interacción a nivel global”, según Bedoya y Giraldo (2011).
Ambos autores hacen referencia en esta definición al conjunto de actividades
académicas en las redes académicas, lo que evidencia la relación del trabajo
científico con la organización de sus actores. El trabajo colaborativo y la
interacción como elementos de la comunicación científica es uno de los
propósitos de la E-Ciencia.
A partir de estos conceptos puede indicarse
que la E-Ciencia busca el procesamiento de datos globales, mediante el trabajo
colaborativo para el análisis de los objetos de estudio superando limitaciones
geográficas y hasta culturales para la investigación científica. Esto conlleva
al análisis de las prácticas, métodos, objetivos, hipótesis, resultados,
análisis y conclusiones resultados del quehacer científico al generarse datos y
discusión de resultados en tiempo real (comunicación sincrónica). Así como el
mismo reconocimiento de realidades virtuales para ser objetos de estudio.
Sobre las incidencias de
este proceso en la Comunicación, Zorita y López (2011) aseguran que es la
incorporación a estos procesos de nuevas unidades de información que incluyen
ahora no sólo los artículos, sino también datasets, simulaciones, software,
contenidos dinámicos, representaciones y anotaciones. Los distintos flujos del
proceso de investigación científica en la red son: creación, obtención de
versiones, reutilización, almacenamiento, comunicación y publicación.
El Laboratorio Europeo de
Física de Partículas -sus siglas en inglés son CERN- ha desarrollado el
acelerador de partículas y es el experimento más grande hasta ahora conocido
por la humanidad.
En cuanto a las funcionalidades establecidas en la colaboración
del proyecto Atlas, Fernández (2006) sostiene que son: 1) Servicios de
almacenamiento. 2) Capacidades de análisis para posibilitar la una instalación
de un Sistema de Análisis de Datos para ‘Usuarios Finales’. 3) Datos de simulación. 4) Acceso
a los Servicios de Red para el intercambio de datos. El volumen de datos
generados con este experimento requiere evidentemente de esa capacidad para
almacenar, analizar diferentes usuarios y el intercambio de esa información,
pues este proyecto reúne a 34 países y aproximadamente 500 universidades.
La posibilidad del acceso
abierto a la data científica contribuye con otros procesos de la investigación
como la difusión y la gestión, tal como lo exponen Lucas y Willinsky (2009) diciendo que el acceso abierto modelo no sólo abre el trabajo de investigación más exhaustiva, investigación profesional y la crítica, sino también proporciona una mayor
rendición de cuentas y visibilidad de la investigación. El acceso abierto puede
ampliarse mucho más mediante la
integración de los sistemas de circulación de ese conocimiento.
La
E-Ciencia es Ciencia. La consolidación de estas prácticas científicas y
tecnológicas se vislumbra para los próximos años, especialmente, por la
complejidad de los problemas y las propias necesidades de los investigadores de
mirar interdisciplinariamente la realidad física y virtual.
La
comprensión de la E-Ciencia no se basa en el dominio de la herramienta
tecnológica o en el simple uso de Internet para el trabajo científico, sino en el
entendimiento de los flujos o procesos del trabajo científico que incluyen
desde el uso, acceso y reutilización de datos; almacenamiento, gestión,
difusión y publicación.
Referencias
Bedoya Dago y Giraldo
Martha (2011). Propuesta de articulación para la E-Ciencia en Colombia. Fecha de
consulta. 09-07-2018. Revista E-Colabora. Vol 1. No. 1. En publicaciones.renata.edu.co/index.php/RCEC/article/download/7/pdf
Fernández y otros (2006): Infraestructura de
E-Ciencia para Atlas en el IFI. Fecha de consulta: 03 de diciembre de 2018. http://www.rediris.es/rediris/boletin/82-83/ponencia1.2B.
Kuhn Thomas (1969). La
Estructura de las Revoluciones Científicas. EFE. Brevarios.
Lucas
Robert y Willinsky (2000). Preprint of a chapter on researchers' responsibilities for
increasing access in book e-Research: Transformations in Scholarly Practice,
Ed. Nick Jankowski (London: Routledge). Open
Access to E-Research
Ziman John (2000). Real Science. Cambridge
University.
Zorita Luis y López Alicia (2011): La gestión de objetos
digitales: una aplicación para la E-ciencia. En http://www.rediris.es/rediris/boletin/82-83/ponencia
2.3A. Fecha de consulta: 03 de julio de 2018.
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