Ciencia y tecnología a la venezolana
Hoy cuando se conmemora un año más de la fundación de la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia (Asovac) y el Día de la Ciencia en Venezuela, es propicio analizar su situación, pues aparentemente el gobierno nacional ha mostrado la intención de impulsar su desarrollo.
Desde hace siete años se ha puesto en marcha un conjunto de instrumentos legales y de planificación para el desarrollo del sector ciencia y tecnología: Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación; Plan Nacional de Ciencia y Tecnología.
También nació el Ministerio de Ciencia y Tecnología y a través de él, se decretó la creación de la Fundación para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología (Fundacite) en todos los estados.
Se espera la aprobación de Planes regionales de Ciencia y Tecnología y que en cada Consejo Legislativo del país se sancione la Ley Regional de Ciencia y Tecnología. A todas estas iniciativas hay que añadir la Misión Ciencia, Misión Árbol, Misión Energía y Misión Milagro. Así como el programa Barrio Adentro I, II y III.
Todas estas intenciones gubernamentales merecen el reconocimiento de quienes apoyan la ciencia y tecnología venezolana, sin embargo el diseño de toda esta gama de instituciones, instrumentos legales y de planificación muchas veces no asegura el desarrollo científico y tecnológico de un país.
Los indicadores del desarrollo científico y tecnológico no favorecen a Venezuela, frente a otros países de América Latina. Sus necesidades gravitan en investigadores, recursos económicos y adquisición de tecnología de punta. A esto se suma la dificultad para la compra de libros e insumos y la fuga de talentos.
El desarrollo de este sector está en las instituciones educativas -desde la inicial hasta la universitaria-, hay que despertar la vocación de los niños y jóvenes para aumentar la cultura y así, tener una ciencia y tecnología a la venezolana.
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