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Ser Virtual: la adaptación del humano al ciberespacio

Herly Quiñónez


El repunte de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) aparentemente avivaron la discusión sobre lo qué es o no Humano y hasta abrió paso a conceptualizaciones como Postorgánico, Posthumano o Postevolución. Estas tecnologías cambiaron la forma y las interacciones en la propia comunicación, la identidad y la cotidianidad.
La Sociedad de la Información, Sociedad del Conocimiento o hasta Telépolis –son algunas de las diferentes acepciones con las que se define a la sociedad actual-, ha sido criticada por unos y venerada por otros, pero hasta quienes mostraron mayor resistencia cultural a esta tipología tecnológica, sucumbieron ante ella. Sin embargo, resistir es un derecho en estas complejas tramas sociales donde el Ser es construido y dominado por la tecnología.
Las Tecnologías de Información y Comunicación (medios impresos, radio, televisión e Internet), son Tecnología –proveniente del griego “Tekne” que significa arte, técnica u oficio y de Logos que es conjunto de saberes-. La tecnología es entendida como la creación de procesos y objetos artificiales productos de la labor humana (intelectual, racional, sistemática y física) para diferentes usos en la sociedad.
Los alimentos, el deporte, el transporte, la vivienda y la vestimenta, por nombrar algunas de las tecnologías que se consolidaron con la Sociedad Industrial y su masificación, siguen siendo compañeros tecnológicos de los seres humanos. Para muchos humanos, en estos campos ya no hay resistencia. La humanidad ha enfrentado y enfrenta el proceso de adaptación para sobrevivir al que se refería Charles Darwin y que la propia especie exige.

 Exposición en Tecnópolis. Buenos Aires

 ¿La vestimenta tuvo tantos detractores como aparentemente los tienen los teléfonos celulares, por ejemplo? ¿Por qué cuestionar o aplaudir a sus usuarios? Como sucedió con la vestimenta –por mencionar un ejemplo- que arropó literalmente al cuerpo humano y hasta animal, así mismo está ocurriendo con las TIC, porque la humanidad cada vez más tiene una necesidad que aumenta y se acelera: conectarse y comunicarse y, el ciberespacio parece ser ese No-lugar donde habita el recién creado ciberhumano.

González (2007) propone que:
“El ciberhumanismus, pues, discurre en esa tensión entre el posthumanismo de la crítica filosófica del término humanismo, y el transhumanismo de la propuesta cibernética de un tiempo nuevo y de un espacio nuevo – de nuevos seres (sic)-. Novedad que escenifica el roce con la inmaterialidad, pero también con el nihilismo tecnológico, dada la inextricable unión que se produce entre el desarrollo de las nuevas tecnologías y el poder económico-político”.

 Muestra de videoarte. Bogotá

Por su parte, Sibilia (2006) argumenta que la postevolución es una nueva etapa en la larga historia de producción humana de la sociedad occidental que siempre ha sido anónimo con creación sin creadores y con un impulso biocultural y cronológicamente variable; pero que la posibilidad de oponer resistencia a dichos procesos es inalienable y capaz de reinventar lo que somos. Sin embargo, ese cambio cultural, casi siempre se realizará desde el cambio de los saberes y la tecnología.
Protestar por la caza de ballenas en Japón, salvar el deshielo en la Antártida, promover los paisajes de Nueva Zelanda, asistir a un concierto, realizar una transacción bancaria, participar en una clase a cientos de kilómetros, reencontrarse con amigos de la infancia o ser un ciberpolítico, son algunas de las actividades humanas que acontecen en el ciberespacio donde habita el Ser Virtual o ciberhumano en la postevolución.

1   Ser Virtual
Hay que discurrir sobre lo qué es Virtual. Fabris asegura (2009) que el concepto de “virtualis” lo utilizó por primera vez Tomás de Aquino y con el término “virtus” se expresa aquella cualidad distintiva de una cosa que permite definirla en su positividad. En latín virtualis expresa algo más que la mera posibilidad y la simple potencialidad.
Fabris (2009) expone que Virtualis es, según Tommaso, como la distinción entre atributos divinos, porque las perfecciones presentes en Dios son diferentes entre sí sólo para un intelecto finito. Esto significa que “virtual” es algo a lo que no le falta nada para ser (tiene la capacidad de realizarla) y así, lo virtual pertenece a la dimensión del infinito.
Dice el autor que “virtual” es un concepto relacional porque se trata de una relación – la relación que el virtual expresa – en la que el paso a “Otro” ya se ha hecho: de posible a real, de potencial a actual. Todo esto coexiste en la infinita dimensión virtual. Y así, la identidad virtual corre el riesgo de configurarse como mera indiferencia.
Para Muros (2011) en la identidad virtual confluyen tanto fenómenos de identidad colectiva (que me asemejan o alejan del grupo) como individual o personal (identificándonos con diferentes identidades). Pero el estudio de la identidad virtual precisa del análisis de otros componentes tales como nuestros comportamientos en la red así como el entendimiento del cuerpo virtual como parte esencial de nuestra identidad.
Sibilia (2006) explica que el protagonista de los intercambios comunicacionales en la era postorgánica es otro cuerpo nuevo, con características virtuales, el cual es capaz de extrapolar sus antiguos confinamientos espactales. Indica que:
“La virtualización del espacio se conjuga con un desdoblamiento de la dimensión temporal: para aludir a la simultaneidad de dos presencias que prescinden de la materialidad de la dimensión espacial… se hizo necesario agregar eI adjetivo "real" aI sustantivo "tiempo". EI tiempo real pasó a nombrar la versión digitalizada deI "aquí y ahora" de la tradición analógica. Es así como las redes gIobales de telecomunicación y sus diversos aparatos de conexión ofrecen acceso a las novedosas "experiencias virtuales", dispensando la organicidad del cuerpo, la materialidad deI espacio y la linealidad del tiempo”. (p. 64)

Ser Virtual puede entenderse como la posibilidad, potencia o capacidad de ser otro de proyectarse en un No-lugar de manera infinita. En el caso del ciberespacio, implica dejar una huella digital casi siempre imposible de borrar, una huella propia del ciberhumano.
2.    Ciberespacio
Según Giannetti (2009) la pérdida del sentido de la realidad en el ciberespacio no está producida por la idea de vacío, sino, al contrario, por la idea del exceso, el mismo exceso que se produce en nuestro espacio vital. Eso es lo que lleva a Marc Augé a su planteamiento de los “No-lugares”, en oposición evidentemente al concepto de lugar de la tradición etnológica, que lo vincula con la noción de una cultura localizada en un tiempo y espacio. La adaptación al ciberespacio implica la ruptura del tiempo de Cronos –aquel que afianzó el reloj en la Sociedad Industrial- para abrir otros tiempos, como el Kairos, donde habitan diferentes ritmos y acciones y generalmente, el reloj está ausente.
El optimismo o la esperanza que afloró con la aparición de la computadora como artefacto para los procesos como educación, fenecieron cuando las TIC son usada para otras actividades humanas como el espionaje, pornografía infantil, estafas, robos de identidades o la burla a la que a veces el ser humano es expuesto, porque el no-lugar es global y no es personal, ni mucho menos es íntimo. El ciberespacio, no es un “lugar puro”, es habitado por seres humanos y no escapa a las intenciones de las acciones humanas.
Como asegura Augé (2004, p. 112):
"El espacio está atrapado por el tiempo y los individuos, transformados en meros clientes, pasajeros, usuarios y consumidores de espacio-tiempo, están atrapados por el exceso. La superabundacia de acontecimientos, la sobredimensión arquitectónica, la superabundancia espacial".

De acuerdo a este planteamiento, el Ser Virtual está atrapado en el exceso informativo del ciberespacio y así, la identidad o identidades de ese Ser son difusas y adquieren diferentes formas desde la adopción de avatares en redes sociales o direcciones electrónicas.
Castells (1998) dice que ésta, en el fondo, también era la idea de McLuhan,   de la aldea global, de que toda la cultura se engloba en un sistema de comunicación que supera las especificidades locales, las particularidades, las identidades. El ciberespacio es un No-Lugar que consiste en un sistema de comunicación donde se recorren localidades desde la globalidad y habita el Ser Virtual. Es un espacio cultural interactivo potenciado por las posibilidades tecnológicas.
Agrega el autor que las culturas se funden en esa especie de universo indiferenciado, pero las culturas, los lugares, los espacios tienen mucha más resistencia, mucha más densidad para poder ser disueltos tan fácilmente, organizándose cada vez más para mostrar empíricamente que la experiencia de la gente es cada vez más local. Así, se observan sitios dedicados desde plantear problemas particulares de un grupo social o etnia, hasta explicar gentilicios.
Fonseca (2003) diserta sobre la metáfora del ciberespacio como forma de comprensión de lo que acontece con el auge de las tecnologías, especialmente, los cambios corpóreos que ello implica. Señala la autora que la humanidad debe ser abordada en una Era Posthumanista:
“En el ciberespacio no sólo se reconfigura la noción de cuerpo como límite o de la identidad como modelo para armar, sino que las prácticas comunicativas que posibilita exigen de nuevas perspectivas teóricas o metodológicas para estudiarlas. Se quedan cortos los métodos tradicionales de análisis sociológico o comunicativo para enfrentar lo que algunos autores han dado en llamar la clase virtual. El ciberespacio es, en este sentido, un reto teórico, un nuevo mundo por explorar para las ciencias sociales” (Fonseca, 2003, p. 15).

Fonseca (2003) y Sibilia (2007) coinciden en sus posturas frente al fenómeno abordado con el prefijo post junto a los sustantivos Evolución y Humanista, los cuales fueron discutidos durante los siglos XIX y XX por biólogos y filósofos. Hacen referencia a los cambios identitarios y corpóreos y a los desafíos que deben enfrentar los estudios en ciencias humanas para la comprensión del ciberespacio.
En el ciberespacio emergen, se organizan y consolidan las comunidades, en este caso, virtuales. Ser virtual no significa la No-Existencia o el Dejar-De-Ser el ser humano, sigue siendo humano adaptándose a los diferentes cambios tecnológicos y las TIC es uno de ellos. Es el ciberhumano que menciona González (2007).
Según Augé en el contexto de lo que él denomina sobremodernidad (1992, p. 57):
“Las colectividades (o aquellos que las dirigen), como los individuos que se incorporan a ellas, tienen necesidad simultáneamente de pensar la identidad y la relación y, para hacerlo, de simbolizar los constituyentes de la identidad compartida (por el conjunto de un grupo), de la identidad particular (de tal grupo o de tal individuo con respecto a los otros) y de la identidad singular (del individuo o del grupo de individuos en tanto no son semejantes a ningún otro)”.

En estas colectividades, las historias o los relatos son individuales para la construcción o re-construcción de los acontecimientos sociales. De allí, emerge la identidad compartida y la particular. Todo se reúne en un Ser Virtual individual o colectivo en el no-lugar.
3.    La navegación y las comunidades
Los procesos de conquista y colonización territoriales siempre han existido en la sociedad. Siempre. Se originan para que el conquistador consiga ganancias económicas y dominio cultural. El ciberespacio es un territorio social donde existen múltiples relaciones económicas y con incidencias en la cultura.
Aprender a navegar y a desplazarse en dicho espacio social es necesario para el Ser Virtual, pues generalmente las herramientas “gratuitas” que se usan son aquellas donde hasta la presión social o hasta la espiral del silencio influyen en la toma de decisiones. La gratuidad no es un acto benevolente de las redes sociales, pues habita el consumo de contenidos.
La adaptación del Ser Virtual al ciberespacio conlleva el conocimiento de dichas herramientas, pero no sólo con una visión meramente de dominio tecnológico, como manejo y desarrollo de sistemas de computación, sino comprendiendo el impacto que el Ser Virtual desde el ciberespacio puede ejercer sobre la sociedad, la cultura y su forma de pensar y actuar: el ciberespacio es una red que conecta a los Seres Virtuales.
Para Levy (2004) desde su teoría de Inteligencia Colectiva, los objetos del saber privilegiados por el Espacio del conocimiento son los intelectos colectivos y sus mundos. Los intelectos colectivos, es decir, comunidades humanas en comunicación consigo mismas, pensándose a sí mismas compartiendo y negociando permanentemente sus relaciones y sus contextos de significados compartidos. Sus mundos, o sea, sus recursos, sus entornos, sus conexiones cosmopolitas con los seres, los signos y las cosas, sus implicaciones en las diversas máquinas cósmicas, técnicas y sociales que las atraviesan. Compartir es fundamental para el funcionamiento de la Inteligencia Colectiva.
“El mundo de un intelecto colectivo no es en nada estable ni objetivo. Resulta de aperturas, de elaboraciones, de costumbres y de evaluaciones movientes, reiteradas sin cesar. De tal manera que este mundo deriva y se transforma al ritmo de las metamorfosis de su intelecto colectivo” (Levy, 2004, p. 91).

Sobre esta aseveración de Inteligencia Colectiva a la que se refiere Levy hay que destacar que son comunidades humanas –Seres Virtuales- que comparten sus significados, contextos y conexiones a través de signos (textos, imágenes, videos). Los seres virtuales son individuos y a la vez, son comunidades.
Valiente (2009) sugiere una clasificación de comunidades virtuales: 1) Comunidades de debate y discusión en tiempo real: son las más visitadas y establecen diálogos efímeros, como los chats 2) Comunidades de socialización, información, discusión y juego: las relaciones son más estables y los lugares son más organizados y estructurados (sitios web). 3) Comunidades temáticas de investigación o acción política: sus miembros giran alrededor de un tema en particular y utilizan la red con recurso para la formación y el intercambio (sitios web y redes especializadas) y 4) Comunidades de organizaciones e instituciones: tienen acceso restringido con el uso de contraseña, permite el trabajo colaborativo y la interacción profesional (sitios web o repositorios de instituciones).
Esta tipología de este autor está sustentada en el nivel de organización de las comunidades y el grado de intercambio de información. Mientras más esté estructurado el sitio web, mayor será la organización de la comunidad virtual y su impacto en la sociedad. Esta organización incide en la identidad compartida y singular del Ser Virtual.

4.    Reflexión
Una conclusión sobre este tema no es posible. Hay que seguir abriendo diversos análisis y posturas sobre el ser humano y su permanente relación con las TIC. Identidad, tiempo, espacio y cuerpo se reúnen y se expanden en el ciberespacio. Así parece andar el Ser Virtual en ese hábitat.  
Sobre lo que sí se insiste es que el ser humano ha creado tecnología desde hace miles de años y las TIC son sólo una más de ellas. La técnica y la tecnología son parte del conocimiento y de los saberes humanos. El Ser Virtual seguirá  inventando y adaptándose, como lo ha hecho históricamente, a la tecnología. Así sobrevive la especie o también puede resistirse a sucumbir ante ella.

5.    Bibliografía referenciada

Augé, Marc (1992): “Los no lugares. Espacios de anonimato. Una Antropología de la sobremodenidad”. Gedisa. España.

Castells Manuel (1998): Espacios públicos en la sociedad informacional.

Giannetti (2009): “El espacio expandido: entre la (des)-territorialización y la virtualidad”.

Fabris Adriano (2009): “Los sentidos de lo virtual (o sea la realidad como límite”. Eikasia Revista de Filosofía. No. IV. 24.

Fonseca, Vanessa (2003): “Ciberespacio: reinventando la metáfora de lo humano”. Revista Bibliotecas. Vol. XXI, No.1. Enero-Junio. Fecha de consulta: 08-07-2014

Gonzalo, Graciano (2007): “Entre el post y el trans: el ciberhumanismo como condición de posibilidad para una ética del ciberespacio”. Revista Argumentos de Razón Técnica, nº 10.

Levy, Pierre (2004): “Inteligencia colectiva. Por una Antropología del ciberespacio”.

Muros, Beatriz (2011): “El concepto de identidad en el mundo virtual: el yo online”. Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 14 (2), 49–56. Disponible en: http://www.aufop.com . Fecha de consulta: 16-05-2014.

Sibilia, Paula (2006): “El hombre postorgánico. Cuerpo, subjetividades y tecnologías digitales”. Fondo de Cultura Económica. Argentina. Fecha de consulta: 08-07-2014

Valiente, Francisco (2009): “Comunidades virtuales en el ciberespacio”. En Doxa Comunicación No. 2. Fecha de la consulta: 15-05-2014. España.

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